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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Cuando Nos Olvidamos de Dios - Deuteronomio 8:11-20


 En la vida cotidiana, es fácil caer en la creencia de que nuestros éxitos y fracasos dependen únicamente de nuestra propia fuerza. Nos esforzamos por alcanzar metas, y cuando enfrentamos desafíos, buscamos el consuelo de Dios. Sin embargo, cuando las cosas mejoran, nos olvidamos de Él. Esta tendencia no es nueva, y el libro de Deuteronomio (8:11-20) nos recuerda las consecuencias de apartarnos de Dios.


"11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15 que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. 20 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios."

La Tranquilidad y el Olvido
La historia muestra que, en tiempos de crisis, muchos buscan refugio en la fe. Después de tragedias, las iglesias se llenan, como ocurrió en EE. UU. tras el 11 de septiembre. Pero cuando la tranquilidad regresa, es común que la dependencia de Dios disminuya. En Deuteronomio, Dios advierte a Su pueblo del riesgo de olvidar Su provisión. Al obtener riquezas y estabilidad en la Tierra Prometida, el pueblo podría pensar que no necesita a Dios y enorgullecerse de sus propias habilidades.

Una Alerta Para Nuestro Tiempo
Nosotros, como cristianos, también enfrentamos este riesgo. En nuestra comodidad, podemos caer en la trampa de compararnos con el mundo y desear lo que él ofrece. Las riquezas materiales y el éxito no nos definen, y aunque Dios no prohíbe la prosperidad, sí advierte contra el orgullo que puede llevarnos a olvidar que Él es la fuente de todo bien.

Una Fe Que Depende De Dios
El peligro de adoptar una mentalidad de autosuficiencia es grande en un mundo que promueve el "yo puedo". Algunos incluso declaran "Yo decreto" o "Yo ordeno", minimizando a Dios. Pero Él es soberano, y no nos necesita para Su grandeza; en cambio, nosotros necesitamos reconocer Su mano en cada aspecto de nuestras vidas. Dios, en Su amor, nos ha sostenido, como sostuvo a Israel en el desierto. Ellos recibieron maná y agua en medio de la sequía, y sus ropas y calzado no se desgastaron, una clara señal de la constante provisión de Dios.

Recordemos Nuestra Dependencia de Dios
La verdadera libertad no se encuentra en la autosuficiencia sino en la dependencia de Dios. Si estamos de pie hoy, es gracias a Su misericordia. Si tenemos un techo, alimento, y paz, es porque Él cuida de nosotros. Esta realidad nos invita a la gratitud y a recordar siempre quién es Dios y lo que ha hecho en nuestras vidas.

El Peligro de Ser Como el Mundo
Al vivir en un mundo lleno de ídolos modernos, somos tentados a buscar la aprobación y la seguridad en las cosas materiales o en las ideas humanas. Pero la vida cristiana es un llamado a vivir en humildad, a depender de Dios y a darle la gloria. Servirle no requiere sacrificios humanos, sino una entrega humilde, una vida de gratitud y obediencia.

Para Reflexionar
Dios nos llama a no olvidarnos de quiénes somos y de dónde Él nos ha rescatado. Nuestra misión es vivir para Su gloria y recordar que, en Su gracia, Él nos ha comprado a precio de sangre. Que cada día sea una oportunidad para elegir depender de Dios, agradecidos de ser Sus hijos y deseosos de reflejar Su amor al mundo.

Conclusión
Cuando nos enfrentamos al riesgo de olvidarnos de Dios, recordemos Su fidelidad y provisión. Que nuestras vidas reflejen Su amor y la profunda gratitud de saber que todo lo que tenemos proviene de Él. Vivamos de tal manera que recordemos que hemos sido comprados por un precio, y que nuestra verdadera identidad está en Él.

sábado, 5 de octubre de 2024

Jesucristo, el Creador Preexistente y Salvador - John Macarthur


Parte I Anticipando al Señor Jesucristo

01.- Jesucristo, el Creador Preexistente y Salvador

(Gn.1:1; Jn.1:1–5a; 1Co.8:6; Ef.1:3–5; Col.1:15–18; Col.2:9; 2Ti.1:9; Tit.1:2; Heb.1:1b–3a.)

Jesucristo, como Creador preexistente y Salvador, es el centro y fundamento de nuestra fe cristiana. Desde el comienzo de las Escrituras, su eternidad, deidad y obra redentora son evidentes. En Génesis 1:1, "En el principio creó Dios los cielos y la tierra", vemos que Jesús, como el Verbo, estaba presente en el acto creador de Dios. Esta afirmación se amplía en Juan 1:1-5a, donde se revela que “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Aquí se confirma que Jesús no solo existía desde el principio, sino que era uno con Dios, y todas las cosas fueron creadas por Él. Esto establece la preexistencia y la plena deidad de Cristo, quien estaba antes de todo lo creado, y por medio de quien todo fue hecho.

Esta comprensión no se limita al hecho de que Cristo existía desde la eternidad, sino que Él es activamente el Creador. En 1 Corintios 8:6, Pablo enfatiza que “para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas… y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas”. En la obra de creación, Cristo es el medio a través del cual el Padre trae a la existencia todo lo que existe, subrayando que no es una creación de Dios, sino la misma fuente de toda creación. Como creyente, veo firmemente que esta unión del Padre y el Hijo en la obra de creación indica no solo su deidad compartida sino también la gloria eterna y la unidad del Hijo con el Padre.

La preexistencia de Cristo también se evidencia en su relación con nosotros, sus escogidos. En Efesios 1:3-5, Pablo expresa que Dios nos bendijo en Cristo “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo”. Aquí se manifiesta la obra de redención que precede incluso al mismo acto creador; desde antes de la creación del mundo, Dios ya nos había elegido en Cristo para la salvación. Cristo existía antes de que fuésemos creados y antes de que hubiese pecado en el mundo, demostrando su preeminencia en el plan eterno de redención.

La epístola a los Colosenses también resalta esta realidad. Colosenses 1:15-18 lo presenta como "la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación", recordándonos que Cristo es el perfecto reflejo de Dios y, en cuanto primogénito, es preeminente sobre toda la creación. Es decir, Él es anterior y superior a todo, ya que “por él fueron creadas todas las cosas… todo fue creado por medio de él y para él”. Es imposible pensar en una creación sin un Creador; aquí, en Cristo, encontramos el fundamento de todas las cosas, no solo en su existencia, sino también en su propósito: todo fue hecho para su gloria y honra.

Además, Colosenses 2:9 declara: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad". No solo existía antes de la creación y es su Creador, sino que en Él está toda la esencia de Dios, sin pérdida alguna de su deidad. Esto demuestra la naturaleza divina de Cristo en su totalidad, completa y perfecta, al encarnarse sin perder su esencia divina.

Esta verdad sobre Cristo se confirma en 2 Timoteo 1:9, donde se habla de la “gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”. Aquí se revela la majestad del plan de Dios en la historia de la salvación: su obra redentora en Cristo fue establecida antes de que existiera el tiempo mismo. La vida eterna en Cristo, prometida desde la eternidad, es otro testimonio de su preexistencia y de su amor eterno por los elegidos (Tito 1:2).

Finalmente, en Hebreos 1:1-3, se resalta que Dios nos ha hablado "en estos postreros días… por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo". No solo es el agente creador, sino que el Hijo es quien sostiene “todas las cosas con la palabra de su poder”. Jesús es quien garantiza la continuidad de la creación y es el medio de comunicación supremo de Dios con nosotros. Así, no solo es nuestro Creador y Sustentador, sino también nuestro Salvador y Redentor, quien purificó nuestros pecados y está sentado a la diestra de la Majestad.

Conclusión

Al entender estos pasajes y su unidad en torno a la preexistencia de Cristo, se revela una verdad asombrosa y transformadora: Jesucristo, como eterno Hijo de Dios, es la fuente de toda creación, el centro de nuestra redención y la garantía de nuestra salvación eterna. Este entendimiento no solo confirma la absoluta soberanía de Dios en la creación y la salvación, sino que también eleva la adoración y obediencia que debemos rendir a Cristo. Él es digno de nuestra reverencia y amor, no solo por ser nuestro Salvador, sino también por ser el Dios eterno y preexistente, que sostiene todo con su poder y en quien reside toda la plenitud de la Deidad.

Llamado a la Acción

Ante esta revelación de Jesucristo como Creador preexistente y Salvador, somos llamados a vivir en una constante adoración y sumisión a Él. Reconociendo su supremacía en todas las cosas, debemos dedicar nuestras vidas a glorificarle en cada aspecto de nuestra existencia. Esto implica buscar una relación más profunda con Él a través de la oración, el estudio de las Escrituras y la comunión con otros creyentes. Además, como resultado de su obra redentora, estamos llamados a vivir de manera santa y sin mancha, reflejando su carácter en nuestras acciones diarias. Debemos también proclamar su verdad y amor a aquellos que aún no lo conocen, extendiendo el mensaje de salvación que nos ha sido dado gratuitamente en Cristo Jesús. Al hacerlo, honramos su sacrificio y participamos en su misión de redención, viviendo vidas que reflejen la grandeza y el poder de nuestro Creador y Salvador.


Les dejo el texto completo formado solo de los versiculos citados en el libro:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Gn. 1:1). En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece (Jn. 1:1-5a). Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él (1 Co. 8:6). Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Ef. 1:3-5). Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten (Col. 1:15-18). Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos (2 Ti. 1:9). En la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos (Tit. 1:2). Habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (Heb. 1:1b-3a).

¿Por qué Dios nos ama tanto? - R.C. Sproul

 


01.- ¿Por qué Dios nos ama tanto?

Esa es una de las preguntas más difíciles de responder si la pensamos desde la perspectiva de Dios. 

  Henos aquí, criaturas suyas hechas a su imagen, con la responsabilidad de reflejar y manifestar su gloria y su justicia al mundo entero. Le hemos desobedecido incontables veces en todo lugar y de todas formas posibles. Al actuar así, hemos tergiversado la manifestación de su carácter frente a todo el universo. La Biblia nos dice que la creación gime con dolores de parto esperando el día de redención de la humanidad porque sufre a causa de nuestra injusticia Romanos 8:22.

  Cuando pensamos en cuán desobedientes y hostiles hemos sido con Dios, nos preguntamos qué podría moverlo a amarnos tanto. En Romanos 5:7, cuando Pablo está sorprendido por el amor de Cristo que fue manifestado en su muerte, dice: “Casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, pero imaginen a uno que es perfecto dando su vida por aquellos que no son perfectos y orando a un por quienes le están dando muerte.” Esa es la clase de amor que trasciende cualquier cosa que hayamos experimentado en este mundo. Supongo que lo único que puedo concluir es que la naturaleza de Dios es ser amante. Es parte de su carácter esencial y eterno.

  El nuevo testamento dice que Dios es amor. Ese puede ser uno de los versículos peor interpretado de la Escritura. Aún recordamos cuando, hace algunos años, estaba de moda decir que “la felicidad es un tierno cachorro.” Teníamos estas breves definiciones de lo que era la felicidad, y lo mismo se aplica va al amor: “El amor significa no tener jamás que pedir perdón,” etc. A todos nos interesa mucho lo que encierra el acto de amar.

  Cuando la Biblia dice que Dios es amor, dicha declaración no es lo que llamaríamos una afirmación analítica en la cual pudiéramos invertir el sujeto y el predicado para decir que, por lo tanto, el amor es Dios. Eso no es lo que la Biblia quiere decir. En lugar de eso, lo que la forma judía de expresión dice aquí es que Dios es tan amante y su amor es tan coherente, tan profundo, tan hondo, tan trascendente y una parte tan integral de su carácter que para expresarlo en la máxima forma posible, decimos que él es amor. Eso es, simplemente, decir que Dios es el máximo estándar del amor

 

¡Que buena Pregunta!, RC Sproul pág 4.


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Sin conocernos a nosotros mismos no conocemos a Dios - Juan Calvino

 


Capitulo I
01.- Sin conocernos a nosotros mismos, no conocemos a Dios.


Casi toda la sabiduría que poseemos, la que es, en definitiva, real y verdadera, presenta un doble aspecto: El conocimiento de Dios y el de nosotros mismos. Al tratarse de dos conocimientos relacionados, es difícil discernir cuál precede a cuál. Antes que nada, nadie puede contemplarse sin que todo su ser se dirija inmediatamente hacia Dios, de quien ha recibido "vida y aliento y todas las cosas" (Hechos 17:28) y de quien le viene su vigor, porque está claro que los dones que conforman nuestra personalidad no proceden de nosotros; en efecto, nuestra propia vida no puede subsistir sino únicamente en Dios. 

Además, los beneficios que gotean del cielo para nosotros son como arroyuelos que nos conducen hasta la fuente y, gracias a esa pequeña corriente, la plenitud que habita en Dios se presenta aún mejor. Así es como, de una forma particular, la ruina es la que nos hizo caer la rebelión del primer hombre nos empuja a dirigir los ojos a lo alto, solo para desear los bienes de que nosotros, seres paupérrimos y famélicos, tenemos menester, sino también para ser llenos de respeto y así aprender la verdadera humildad. 

Tras haber sido despojados de nuestras vestiduras celestiales, una incalculable cantidad de desdichas doblegan al hombre y descubrimos nuestra desnudez con gran vergüenza y mucha confusión. Sin embargo, necesitamos ser tocados con fuerza en nuestra conciencia para adquirir algo de conocimiento de Dios. Así, el sentimiento de nuestra ignorancia, de nuestra vanidad, de nuestra desnudez, de nuestra enfermedad, y con seguridad de nuestra perversidad y de nuestra corrupción, nos conduce a admitir que en ninguna parte sino en Dios se encuentra la verdadera sabiduría, una fuerza inconmovible, la fuente de todo bien, una justicia verdadera. Porque nuestra miseria no nos impulsa a considerar los bienes que proceden de Dios y nuestro pensamiento no nos lleva aspirar a su búsqueda a menos que hayamos descubierto ese profundo desagrado de nosotros mismos. 

¿Qué hombre no encuentra placer en apoyarse en sí mismo mientras no se conoce de verdad, es decir, no sé gloría en los dones que ha recibido de Dios y en adornarse con ostentación mientras ignora, o voluntariamente olvida, su miseria? El conocimiento de uno mismo, no solo nos incita a buscar a Dios, sino que debe Conducir a cada cual, cómo si lo llevara de la mano, a encontrarle.



Mi único propósito - Juan Calvino Frases


"Mi único propósito ha sido preparar adecuadamente e instruir a los que quieran entregarse al estudio de la teología."

- La Institución de la Religión Cristiana, Juan Calvino.-

 

martes, 17 de septiembre de 2024

Un Testimonio de Esperanza Lucas 7:11-17




Lucas 7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

El relato de Lucas 7:11-17 nos presenta uno de los milagros más conmovedores realizados por Jesús: la resurrección del hijo único de una viuda. Este acontecimiento, exclusivo del Evangelio de Lucas, revela la profunda compasión de Dios y su poder sobre la muerte.

La pérdida de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que un ser humano puede afrontar. La muerte, inexorable y definitiva, deja un vacío inmenso en nuestros corazones. En el caso de la viuda de Naín, este dolor se agudizaba por la pérdida de su único hijo, sumiéndola en una oscuridad profunda. Su pasado, marcado por la ausencia de su esposo, ya era sombrío. Ahora, su presente se teñía de un dolor aún más intenso, y su futuro se vislumbraba sin esperanza. Su hijo era no solo su sustento, sino el fruto de su amor, el lazo que la unía a su difunto esposo y su única razón para seguir adelante.

Muchos de nosotros hemos vagado por la oscuridad, desconocedores del amor de Dios y de la esperanza que ofrece. Nuestras vidas, marcadas por la tristeza y la adversidad, parecían destinadas a un final sombrío. La infancia, a menudo difícil, dejaba cicatrices profundas en nuestros corazones. Sin embargo, a pesar de todo, aferrábamos a algo: un sueño, un ideal, o el amor de un ser querido. Estos pequeños destellos de luz nos mantenían a flote, brindándonos la fuerza para seguir adelante. Pero cuando esas luces se apagaban, cuando la esperanza se desvanecía, nos sumíamos en una profunda tristeza, creyendo que la vida no nos reservaba nada más.

Ahora ese era nuestro presente y pasado, y un futuro sin esperanza, hoy el hombre vive sin esperanza, en todo ámbito de su vida, por eso debe recurrir a las mentiras y el engaño para poder conseguir algo, un joven que no tiene esperanzas de sacar una buena calificación simplemente copia al compañero, un hombre que no tiene esperanza de conquistar la persona que ama, le miente y la engaña hasta cuando mas pueda, un hombre que no tiene esperanza de superarse en lo laboral, pues este pasara por encima de todos menoscabando y pisoteando a sus compañeros con tal de conseguir un acenso. Eso nos dice Efesios 2:2, 3, 12 así estábamos en esos tiempos, sin esperanza, dejándonos llevar por lo que la mayoría hace, haciendo conforme a lo que príncipe del aire quería que fuéramos, MUERTOS y cargando MUERTE.

Ahora que es lo que pasa cuando Jesús y sus discípulos se encuentran con esta triste viuda, pues se encuentra la vida y la muerte, cara a cara, los tristes y sin esperanza con el dador mismo de la vida y la multitud que le seguía y le escuchaba. Y esto no fue casualidad sino que gloria de Dios.

Veamos que dice: 
Mateo 1: 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Hebreos 2: 14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.
Juan 11:24 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

La viuda estaba a punto de enterrar lo más querido para ella, mas Jesús no vio su fe ni la del su difunto hijo el solo fue y quiso hacerlo. 
Zacarías 10: 6 Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. 7 Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová.8 Yo los llamaré con un silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como fueron antes.
En este mismo capítulo en versículos anteriores Jesús sana al siervo de un centurión y el versículo 9 dice que se maravillo de la fe de este hombre,  pero sin embargo acá se compadece de la viuda y la consuela. La fe sin duda es una gran parte de nuestra armadura y no puede faltar en un cristiano.
Efesios 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Pero ahora en este caso, se cumple lo que dice en Romanos 9:15…Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. 16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Entonces Jesús quiso hacer misericordia, tuvo compasión y la consoló, (v. 13) y no solo de ella sino de todos los que con ella estaban. (v. 16) 
Isaías 25:8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. 9 Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

 

Y como conocemos ahora esta vida resucitada que da Jesús, pues si nos hemos sentido consolados, se hemos sentido la intervención de Dios a nuestro favor, si la palabra de Dios produce algo en nuestras vidas, sin duda que Dios ha llegado a nuestras vidas que eran tristes vacías y sin esperanza.
Y produce en nosotros hambre y necesidad de comer del pan de vida como cuando resucito a la hija de Jairo y mando que le diesen de comer, produce testimonio, produce libertad, cuando lázaro resucito pidió que le desatasen, si bien entendemos que estas resurrecciones no fueron la que Dios ha prometido, puesto que estas persona volvieron a morir, sin duda nos enseña sobre nuestra vida espiritual y lo más hermoso sobre aquel día que resucitemos para estar con aquel que nos dios la vida eterna.

La mayoría de las veces es necesario que Dios tenga que quebrantar el corazón del hombre para recordarnos la necesidad de Jesús y de ser salvos. El hombre, el ser humano de por si es altivo, orgulloso, aun el que se encuentra más insignificante encuentra algo de que enaltecerse, aislando a los demás de su vida y poniendo otros estatutos para regir su vida donde él puede cumplir y ser alguien más que otro. Y cuando vivimos cosas es cuando hay una gran posibilidad de que alguien al fin se rinda a Dios. Por eso como cristiano si ya hemos sido parte de este encuentro, de esta nueva vida, debemos predicar pues sin duda muchos hoy no nos escucharan, se burlaran, no creerán, pero llegado el momento Dios abrirá una puerta, y ahí debemos estar con compasión, para que conozcan a este Jesús que levanta los muertos, que levantas de la muerte.

El Poder de Dios sobre la Muerte: La resurrección del hijo de la viuda es una demostración palpable del poder de Dios sobre la muerte. Jesús, como Hijo de Dios, tiene autoridad sobre la vida y la muerte.
Este milagro revela la profunda compasión de Dios por el sufrimiento humano. Jesús se identifica con el dolor de la viuda y actúa para aliviar su sufrimiento.
La resurrección del hijo de la viuda es un anticipo de la resurrección universal que Jesús prometió. Nos da la esperanza de una vida eterna más allá de la muerte.
Conexiones con Otros Milagros

Este milagro puede compararse con otros, como la resurrección de Lázaro, destacando un tema común: la victoria de la vida sobre la muerte. Sin embargo, cada milagro tiene sus particularidades, revelando diferentes facetas del poder y la misericordia de Jesús.

La historia de la viuda de Naín nos llama a compartir el Evangelio con aquellos que están sufriendo. La esperanza de la resurrección puede transformar vidas. 
Para aquellos que están pasando por momentos difíciles, este relato ofrece un mensaje de esperanza y consuelo. Jesús está cerca de los que sufren y puede traer sanidad a sus heridas.
Servicio a los Demás: Al igual que Jesús, estamos llamados a servir a los demás, especialmente a los más necesitados. La compasión y el servicio son marcas distintivas del seguidor de Cristo.

La resurrección del hijo de la viuda de Naín es un relato conmovedor que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de Dios y su amor por la humanidad. Este milagro nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza puede surgir.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Las Cinco Solas: Un Pilar para la Fe Cristiana

 




Las Cinco Solas: Un Pilar para la Fe Cristiana


En el corazón de la Reforma Protestante, un movimiento que sacudió los cimientos de la Iglesia Católica en el siglo XVI, encontramos cinco principios teológicos conocidos como las Cinco Solas. Estos principios, expresados en latín, son como faros que guían a los creyentes hacia una fe pura y bíblica. Nacieron como una reacción a las prácticas y doctrinas de la Iglesia Católica de aquella época, las cuales, según los reformadores, se habían desviado de las enseñanzas claras de las Escrituras. Las Cinco Solas son una afirmación audaz de la autoridad de la Biblia y de la gracia de Dios en la salvación del hombre.


Sola Scriptura: Solamente las Escrituras

La Sola Scriptura declara que la Biblia es la única autoridad en materia de fe y práctica cristiana. Ninguna tradición, enseñanza de la Iglesia o autoridad humana puede estar por encima de la Palabra de Dios. Como afirmó Martín Lutero, "La Biblia es nuestro único maestro". Este principio se basa en la creencia de que las Escrituras son inspiradas por Dios y contienen todo lo necesario para la salvación y la vida cristiana.

2 Timoteo 3:16-17: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."   

 

Sola Fide: Solamente por fe

La Sola Fide enseña que la salvación se obtiene únicamente por la fe en Jesucristo y no por nuestras obras buenas o méritos. Es un regalo de Dios por gracia. Como expresó Juan Calvino, "La fe es el instrumento por el cual nos apropiamos de Cristo y de todos sus beneficios".

Romanos 3:28: "Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley."


Sola Gratia: Solamente por Gracia

La Sola Gratia declara que la salvación es un regalo inmerecido de Dios, no algo que podamos ganar por nuestros propios esfuerzos. Es la gracia de Dios la que nos salva. Según John Piper, "La gracia es el amor de Dios que se inclina sobre los indignos".

Efesios 2:8-9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." 

  
Solus Christus: Solamente por medio de Cristo

El Solus Christus afirma que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. No hay otro camino hacia Dios que no sea a través de Él. Como dijo Charles Spurgeon, "Cristo es el todo en todo para el creyente".

Juan 14:6: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí."


Soli Deo Gloria: Solamente para la gloria de Dios

El Soli Deo Gloria declara que todo lo que hacemos, incluyendo nuestra salvación, debe ser para la gloria de Dios. R.C. Sproul lo expresó de esta manera: "La gloria de Dios es el fin último de todo lo que Dios hace".

Romanos 11:36: "Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén."

 

Las Cinco Solas han tenido un profundo impacto en la historia del cristianismo, dando origen a una reforma que restauró la pureza del evangelio. Estos principios nos recuerdan que nuestra salvación es un regalo inmerecido de Dios, obtenido únicamente por la fe en Jesucristo. Al abrazar las Cinco Solas, los cristianos pueden experimentar una libertad y una alegría profundas, sabiendo que su seguridad está fundada en la roca sólida de la Palabra de Dios.

La Sola Scriptura nos llama a estudiar las Escrituras diligentemente, la Sola Fide nos asegura que nuestra salvación es segura, la Sola Gratia nos humilla y nos lleva a depender de Dios, el Solus Christus nos centra en Cristo y el Soli Deo Gloria nos motiva a vivir vidas que glorifiquen a Dios. Al aferrarnos a estos principios, podemos crecer en nuestra fe y servir a Dios con mayor eficacia.



Venciendo el Desánimo - 2 Corintios 4:16-18

  En el caminar diario de la vida cristiana, enfrentamos desafíos y pruebas que pueden llegar a desgastar nuestra fe y nuestras fuerzas. Sin...