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jueves, 14 de noviembre de 2024

La Predicación Ebria por David Helm (La Predicación Expositiva)

 


Salgamos del estudio y pensemos en cómo usamos la Biblia en el púlpito. El poeta escocés Andrew Lang una vez propinó un golpe humorístico contra los políticos de sus días con una frase ingeniosa, acusándoles por su manipulación de las estadísticas. Con una leve alteración del lenguaje, la ocurrencia bien podría decirse en contra de muchos maestros de la Biblia en la actualidad: 

“Algunos predicadores usan la Biblia de la manera que un borracho
 usa una farola (poste de luz)… más para apoyo que para iluminación”.
Este es el predicador ebrio. Supongo que no te tengo que decir que no deberías ser uno de ellos. No obstante, el hecho es que muchos de nosotros lo hemos sido y simplemente no lo sabíamos.
Me explico. Aquellas semanas en las que hemos estado en el púlpito, apoyándonos en la Biblia para dar soporte a lo que queríamos decir, en lugar de decir solamente lo que Dios quiso que la Biblia dijera, hemos sido como un hombre bebido que se apoya en una farola (usándola más para apoyo, que para iluminación). Una mejor postura para el predicador es quedarse justo debajo del texto bíblico. Porque es la Biblia —y no nosotros los que predicamos— la Palabra del Espíritu (cf. He. 3:7; Jn. 6:63).

Con décadas de ministerio pastoral a mis espaldas, puedo pensar en miles de ocasiones en las que he sido el predicador ebrio. He ido a la Biblia para apuntalar aquello que pensaba que era necesario decir. La Escritura se convirtió en una herramienta útil para mí. Me ayudó a lograr lo que tenía en mente. En ocasiones, perdí de vista el hecho de que soy yo el que se supone que tiene que ser la herramienta (alguien a quien Dios usa para sus propósitos divinos). Debo proclamar la luz que él quiere derramar desde un texto en particular.

Desde mi experiencia personal, puedo decir que mis propias luchas con la predicación ebria siempre están conectadas a una adhesión ciega a la contextualización. Y esto es lo que he aprendido: las necesidades de mi congregación, tal y como las percibe mi entendimiento contextualizado, nunca deberían convertirse en el poder que controla lo que digo en el púlpito. No somos libres para hacer lo que queramos con la Biblia. Ella es soberana. Ella debe ganar. Siempre.

Nuestro papel como predicadores y maestros de la Biblia es ponernos debajo de la luz iluminadora de las palabras que hace mucho fueron escritas por el Espíritu Santo. Nuestro trabajo es decir hoy lo que Dios dijo una vez y nada más. Porque al hacer esto, él sigue hablando.

-          David Helm, La Predicación Expositiva (2014), Pág. 28-34, 9Marks. –


Reflexion por Abner Huenche.

La predicación y el estudio de la Palabra de Dios no son meras tareas intelectuales o ejercicios de elocuencia; son actos sagrados, impulsados por el poder de Dios y con un propósito eterno. La Escritura misma no es un simple apoyo, una muleta para respaldar nuestras ideas o satisfacer nuestras pasiones. Es luz pura y verdadera, dada por Dios para revelar Su voluntad y transformar vidas. Como portadores de esta luz, estamos llamados a un respeto absoluto y una fidelidad inquebrantable hacia ella.

La tentación de tomar la Biblia y ajustarla a nuestras ideas o al contexto cultural que enfrentamos es grande. Sin embargo, nuestra labor es proclamar fielmente lo que Dios ha dicho y confiar en que Su Palabra es suficiente. Si la acomodamos a nuestras opiniones o expectativas humanas, diluimos su autoridad y robamos su capacidad de cambiar corazones. Como predicadores, maestros y oyentes de la Palabra, debemos examinarnos constantemente y preguntarnos: ¿Estamos bajo la autoridad de las Escrituras, o hemos hecho de ellas una herramienta para reforzar lo que ya pensamos?

La Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, tiene un propósito superior. No somos libres de usarla como queramos; debemos someternos a ella, dejarnos moldear y transformar por su mensaje. Esto requiere humildad y una disposición para ser corregidos, redirigidos y hasta confrontados por lo que Dios ha dicho, porque su verdad no cambia.

Hoy, cada uno de nosotros está llamado a renovar nuestro compromiso con la predicación y el estudio fiel de la Palabra. Esto implica orar por discernimiento, estudiar con una actitud de reverencia y permitir que cada pasaje ilumine las áreas de nuestra vida donde necesitamos arrepentimiento, renovación o acción. Que la Biblia sea nuestra guía y nuestra luz, no solo para entender la verdad, sino para vivirla con valentía y convicción. Al hacerlo, nos convertimos en instrumentos verdaderos de Dios, permitiendo que Su mensaje hable, ilumine y transforme a través de nosotros.


martes, 17 de septiembre de 2024

Un Testimonio de Esperanza Lucas 7:11-17




Lucas 7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

El relato de Lucas 7:11-17 nos presenta uno de los milagros más conmovedores realizados por Jesús: la resurrección del hijo único de una viuda. Este acontecimiento, exclusivo del Evangelio de Lucas, revela la profunda compasión de Dios y su poder sobre la muerte.

La pérdida de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que un ser humano puede afrontar. La muerte, inexorable y definitiva, deja un vacío inmenso en nuestros corazones. En el caso de la viuda de Naín, este dolor se agudizaba por la pérdida de su único hijo, sumiéndola en una oscuridad profunda. Su pasado, marcado por la ausencia de su esposo, ya era sombrío. Ahora, su presente se teñía de un dolor aún más intenso, y su futuro se vislumbraba sin esperanza. Su hijo era no solo su sustento, sino el fruto de su amor, el lazo que la unía a su difunto esposo y su única razón para seguir adelante.

Muchos de nosotros hemos vagado por la oscuridad, desconocedores del amor de Dios y de la esperanza que ofrece. Nuestras vidas, marcadas por la tristeza y la adversidad, parecían destinadas a un final sombrío. La infancia, a menudo difícil, dejaba cicatrices profundas en nuestros corazones. Sin embargo, a pesar de todo, aferrábamos a algo: un sueño, un ideal, o el amor de un ser querido. Estos pequeños destellos de luz nos mantenían a flote, brindándonos la fuerza para seguir adelante. Pero cuando esas luces se apagaban, cuando la esperanza se desvanecía, nos sumíamos en una profunda tristeza, creyendo que la vida no nos reservaba nada más.

Ahora ese era nuestro presente y pasado, y un futuro sin esperanza, hoy el hombre vive sin esperanza, en todo ámbito de su vida, por eso debe recurrir a las mentiras y el engaño para poder conseguir algo, un joven que no tiene esperanzas de sacar una buena calificación simplemente copia al compañero, un hombre que no tiene esperanza de conquistar la persona que ama, le miente y la engaña hasta cuando mas pueda, un hombre que no tiene esperanza de superarse en lo laboral, pues este pasara por encima de todos menoscabando y pisoteando a sus compañeros con tal de conseguir un acenso. Eso nos dice Efesios 2:2, 3, 12 así estábamos en esos tiempos, sin esperanza, dejándonos llevar por lo que la mayoría hace, haciendo conforme a lo que príncipe del aire quería que fuéramos, MUERTOS y cargando MUERTE.

Ahora que es lo que pasa cuando Jesús y sus discípulos se encuentran con esta triste viuda, pues se encuentra la vida y la muerte, cara a cara, los tristes y sin esperanza con el dador mismo de la vida y la multitud que le seguía y le escuchaba. Y esto no fue casualidad sino que gloria de Dios.

Veamos que dice: 
Mateo 1: 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Hebreos 2: 14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.
Juan 11:24 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

La viuda estaba a punto de enterrar lo más querido para ella, mas Jesús no vio su fe ni la del su difunto hijo el solo fue y quiso hacerlo. 
Zacarías 10: 6 Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. 7 Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová.8 Yo los llamaré con un silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como fueron antes.
En este mismo capítulo en versículos anteriores Jesús sana al siervo de un centurión y el versículo 9 dice que se maravillo de la fe de este hombre,  pero sin embargo acá se compadece de la viuda y la consuela. La fe sin duda es una gran parte de nuestra armadura y no puede faltar en un cristiano.
Efesios 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Pero ahora en este caso, se cumple lo que dice en Romanos 9:15…Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. 16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Entonces Jesús quiso hacer misericordia, tuvo compasión y la consoló, (v. 13) y no solo de ella sino de todos los que con ella estaban. (v. 16) 
Isaías 25:8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. 9 Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

 

Y como conocemos ahora esta vida resucitada que da Jesús, pues si nos hemos sentido consolados, se hemos sentido la intervención de Dios a nuestro favor, si la palabra de Dios produce algo en nuestras vidas, sin duda que Dios ha llegado a nuestras vidas que eran tristes vacías y sin esperanza.
Y produce en nosotros hambre y necesidad de comer del pan de vida como cuando resucito a la hija de Jairo y mando que le diesen de comer, produce testimonio, produce libertad, cuando lázaro resucito pidió que le desatasen, si bien entendemos que estas resurrecciones no fueron la que Dios ha prometido, puesto que estas persona volvieron a morir, sin duda nos enseña sobre nuestra vida espiritual y lo más hermoso sobre aquel día que resucitemos para estar con aquel que nos dios la vida eterna.

La mayoría de las veces es necesario que Dios tenga que quebrantar el corazón del hombre para recordarnos la necesidad de Jesús y de ser salvos. El hombre, el ser humano de por si es altivo, orgulloso, aun el que se encuentra más insignificante encuentra algo de que enaltecerse, aislando a los demás de su vida y poniendo otros estatutos para regir su vida donde él puede cumplir y ser alguien más que otro. Y cuando vivimos cosas es cuando hay una gran posibilidad de que alguien al fin se rinda a Dios. Por eso como cristiano si ya hemos sido parte de este encuentro, de esta nueva vida, debemos predicar pues sin duda muchos hoy no nos escucharan, se burlaran, no creerán, pero llegado el momento Dios abrirá una puerta, y ahí debemos estar con compasión, para que conozcan a este Jesús que levanta los muertos, que levantas de la muerte.

El Poder de Dios sobre la Muerte: La resurrección del hijo de la viuda es una demostración palpable del poder de Dios sobre la muerte. Jesús, como Hijo de Dios, tiene autoridad sobre la vida y la muerte.
Este milagro revela la profunda compasión de Dios por el sufrimiento humano. Jesús se identifica con el dolor de la viuda y actúa para aliviar su sufrimiento.
La resurrección del hijo de la viuda es un anticipo de la resurrección universal que Jesús prometió. Nos da la esperanza de una vida eterna más allá de la muerte.
Conexiones con Otros Milagros

Este milagro puede compararse con otros, como la resurrección de Lázaro, destacando un tema común: la victoria de la vida sobre la muerte. Sin embargo, cada milagro tiene sus particularidades, revelando diferentes facetas del poder y la misericordia de Jesús.

La historia de la viuda de Naín nos llama a compartir el Evangelio con aquellos que están sufriendo. La esperanza de la resurrección puede transformar vidas. 
Para aquellos que están pasando por momentos difíciles, este relato ofrece un mensaje de esperanza y consuelo. Jesús está cerca de los que sufren y puede traer sanidad a sus heridas.
Servicio a los Demás: Al igual que Jesús, estamos llamados a servir a los demás, especialmente a los más necesitados. La compasión y el servicio son marcas distintivas del seguidor de Cristo.

La resurrección del hijo de la viuda de Naín es un relato conmovedor que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de Dios y su amor por la humanidad. Este milagro nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza puede surgir.

miércoles, 7 de julio de 2021

La Tormenta


La Tormenta


 Un mar de pensamientos confusos nubla la serenidad de mi mente,
cursando una tormenta donde las olas de angustias y arrebatos
amenazan con hundir la barca de fe que Dios me ha confiado.
Sé que en ella nada me faltará, que nada me dañará,
pero, aun así, al ver la marea de sentimientos elevarse,
salada por las tristezas que han dejado surcos en mi alma,
parece que todo se pierde.

Lo que guardé con esmero en las bodegas de mi barca
se vuelve inalcanzable, tras puertas cerradas por la negación.
Busco con desesperación la llave que las abra,
y en el fragor de esta lucha interna,
me encuentro caminando entre mis angustias,
abriéndome paso en las aguas turbulentas
que golpean sin piedad mi espíritu cansado.

Mientras batallo en este laberinto de pensamientos confusos,
una voz suave desciende del cielo, trayendo una verdad olvidada:
"La oración es la llave de todas las puertas."
Una frase que antes me parecía trillada, carente de peso,
hoy se convierte en el faro que guía mi naufragio.

Con lágrimas en los ojos,
veo cómo las puertas que creía selladas comienzan a abrirse,
revelando lo que, con esfuerzo y esperanza, había acumulado.
No es mucho, pero es suficiente para darme fuerzas,
para recordar quién es mi Padre y las promesas que ha puesto sobre mi vida.

Y así, revestido de su gracia y poder,
me levanto y clamo con valentía:
"¡Tormenta, en el nombre de Jesucristo, detente!"


Yo Estoy con Vosotros - Mateo 28:20

  La soledad y el vacío son sentimientos comunes en el ser humano. En ocasiones, aun aquellos que han creído en Cristo se encuentran luchand...