La soledad y el vacío son sentimientos comunes en el ser humano. En ocasiones, aun aquellos que han creído en Cristo se encuentran luchando con estos estados emocionales, cuestionándose si realmente Dios está presente en sus vidas. Mateo 28:20 nos ofrece una promesa firme y constante de Jesús: Su presencia eterna. Esta verdad no solo consuela, sino que transforma nuestra manera de enfrentar los desafíos de la vida.
En el contexto de Mateo 28:20, Jesús está dando el mandato de la Gran Comisión. Está enviando a sus discípulos al mundo para predicar el evangelio, pero no los deja solos. Les asegura que Su presencia estará con ellos todos los días, sin importar las circunstancias o los desafíos.
Esta promesa es tan relevante para nosotros hoy como lo fue para los discípulos. Jesús no promete que nuestras vidas estarán libres de dificultades, sino que Su presencia será constante en medio de ellas. Este consuelo no se basa en nuestras emociones, sino en la fidelidad de Dios.
El vacío y la soledad a menudo provienen de buscar sentido en cosas temporales o de olvidar quiénes somos en Cristo. La teología bíblica nos enseña que fuimos creados para glorificar a Dios y encontrar plenitud en Él. Cuando nuestra mirada está puesta en las promesas eternas de Dios y no en las circunstancias terrenales, podemos experimentar paz y gozo verdadero.
Aplicación Práctica
Hoy, reflexiona sobre la fidelidad de Dios en tu vida. ¿Cuántas veces has sentido que estabas solo, pero al mirar atrás, reconoces que Él estuvo contigo? Permite que la Palabra de Dios sea tu ancla en momentos de soledad y vacío. Memoriza esta promesa de Mateo 28:20 y recuérdala cada vez que enfrentes dificultades.
Toma tiempo para evaluar si has estado buscando plenitud en cosas que no pueden satisfacer. En oración, entrega esas áreas a Dios y pídele que te ayude a descansar en Su presencia.
Oración
Señor, gracias porque en medio de mi soledad y vacío, Tu promesa de estar conmigo nunca cambia. Perdóname por las veces que he dudado de Tu fidelidad o he buscado plenitud fuera de Ti. Ayúdame a recordar cada día que no estoy solo, que Tu presencia es constante y suficiente. Dame la fe para confiar en Tu promesa y la gracia para vivir conforme a Tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
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